jueves, 26 de febrero de 2009

Si te digo esta noche que te quiero, no me hagas caso. Son los desvaríos de mi mente, que me han llevado volando a lugares antiguos.
Si beso tus labios, lentamente, deleitándome con su sabor, no creas que lo hago por tí, sino por mí, por el placer de beber de labios nuevos.
Si me hundo en tu mirada y te pido que guardes el silencio, no es por que quiera descubrir tus secretos, sino por que quiero ver mi reflejo en tus pupilas dilatadas.
Si te nombro una vez más, no es por que quiera recordar tu nombre, sino atrapar cada sonido, hasta que me resulte tan familiar que pueda llegar a odiarlo.

-apocatàstasis-

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